Hicimos un viaje por Champagne desde Paris, y tuve la suerte de visitar algunas bodegas y hacer pequeñas degustaciones en cada parada. Los propietarios abren botellas para vender su producto y es un placer sentarse un rato con ellos y que te expliquen la tradición de la bodega y un poco de historia de su producción.
Compramos un montón!!!! Es el único alcohol que no me deja resaca!!!